Nadie condena el hecho de la muerte de una persona, siempre es un hecho lamentable. Pero cabe preguntarse ¿se da la misma cobertura a los naufragios que terminan con la vida de pescadores artesanales todos los años?, ¿Se dio la misma cobertura en los medios de la muerte de Manuel Gutiérrez? ¿Salieron más de 20 páginas en LUN hablando de su muerte y de su vida? Claramente, para la prensa, no tiene la misma importancia la muerte de Felipe Camiroaga, frente a la muerte de Manuel Gutierrez. Si aceptamos que la muerte de una persona es mas importantes que otra, estamos aceptando que la vida de una persona vale más que otra. Y eso es lo que efectivamente está sucediendo. Para los medios de comunicación hegemónicos la vida de algunos vale mas que la de otros.
Podríamos decir que existen dos aristas en juego. En primer lugar, vale considerar la condición de clase de los involucrados en el accidente. Por un lado, tenemos la muerte de un joven de sectores populares, de un nivel socioeconómico bajo, en definitiva pobre, por otro, tenemos a gente de niveles socio-económicos altos, pertenecientes a cúpulas de poder y medios de comunicación. La balanza está claramente desequilibrada. Para la actual sociedad, dividida en clases sociales, resulta más importante la vida de quienes tienen una condición socioeconómica mayor.
Tampoco conviene a los poderes empresariales que la clase política sea desacreditada, ni deslegitimada, pues es ella la que mantiene, en forma actual, el modelo social que les entrega las grandes ganancias que ostentan, en desmedro de los sectores populares, exactamente del que provenía Manuel. Por consiguiente, tampoco favorece a los medios de comunicación, ya que al verse afectados, la clase política y colateralmente los empresarios, los medios también ven disminuidos sus intereses y ganancias. No debemos olvidar que los medios de comunicación hegemónicos obtienen sus recursos de la publicidad del Estado y las mega empresas. En ningún caso darán cobertura a la muerte de personas que puedan deslegitimar a la clase política y a la empresarial (a menos, claro está, de que exista presión social de por medio).
Ni siquiera se le dio la importancia política de que fue asesinado por carabineros. Institución, que con la complacencia de los medios, se lavó las manos con la renuncia del general en Jefe de carabineros Gordon. La clase política chilena también se lavó las manos, externalizando sus responsabilidades a la institución de carabineros. Ningún político pagará por la muerte del joven Manuel.
Los medios de comunicación prestaron casi nula cobertura a la reunión entre los actores educativos y el gobierno. Reunión masivamente esperada por más de tres meses por amplios sectores de la sociedad. La muerte de Camiroaga y el resto de tripulantes se transformó en la única noticia relevante en el acontecer nacional, desplazando el resto de problemáticas. Esto nos confirma la capacidad que poseen los medios de comunicación hegemónicos para establecer las pautas informativas a nivel nacional. Los amplios sectores de la sociedad tienen que atenerse a la pauta editorial de los medios, los cuales, como acabamos de ver, siguen los intereses de otros grupos sociales como lo son el Estado y las mega empresas, sus principales entes financiadores.
Por último cabe una reflexión moral dentro de la problemática. ¿Cuál muerte es más importante a nivel moral para la sociedad? En el caso de la muerte de los tripulantes del avión, estamos frente a un penoso acontecimiento fortuito, o sea es una acción que se produjo debido a un accidente. Sin embargo la muerte de Manuel Gutiérrez, no responde a un accidente, sino que a un modelo de sociedad. Un modelo que implanta soluciones sociales a través de la violencia. La muerte de Manuel no fue un accidente, más bien responde a decisiones políticas del gobierno. La decisión confrontacional y represiva del gobierno frente a la protesta social es lo que determinó el asesinato de una persona inocente. Frente a los dos sucesos ¿Cuál debería importarnos más como sociedad? Creemos que precisamente aquellos que podemos evitar como colectividad, aquellos que podemos combatir y en el único caso en donde podemos tener incidencia y ejercer presión social para que nunca vuelvan a ocurrir, es decir: el de la muerte de Manuel Gutiérrez.
No nos cansaremos de acusar, en definitiva, al aparato estatal y sus formas políticas e ideológicas de manejar a las personas. Debemos denunciar acá no solo a los medios en forma aislada, como que fueran ellos el único problema, sino a lo que está detrás: un sistema político, social, económico y cultural que nos ataca día a día, que nos engaña día a día, que nos hace ignorantes y sumisos. Que nos hace entristecer o alegrarnos con estupideces, que juega con nuestros sentimientos de manera morbosa y burda. Estamos frente a medios que encubren y respaldan a las instituciones que nos oprimen (policía, Iglesia, Estado, la transnacional, etc). Frente a la realidad descrita resulta importantísimo el empoderamiento comunicacional e informativo de la sociedad civil. La creación de medios de comunicación al servicio de la población es trascendental para romper el cerco informativo y construir comunicación original y critica.
Hace poco tiempo el gobierno ha decretado 2 días de duelo nacional para los muertos en la tragedia de la isla Juan Fernández. Sin embargo, para Manuel Gutierrez, Claudia Lopez, Rodrigo Cisternas, Daniel Menco, Matias Catrileo y los tantos que han muerto a manos de carabineros no hubo duelo nacional. No nos queda más que llevar sus muertes en nuestra memoria, ya que ninguna ceremonia institucional los recordara y sus muertes solo quedaran como una cifra amarga en esta supuesta democracia.
Escrito por algunos estudiantes de la toma del departamento de Historia de la Universidad de Concepción
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