Primeros días de junio, 2012
A las conciencias rebeldes;
a mis compañerxs esparcidxs en el mundo
Ha pasado poco más de un año desde que todo cambió para mí esa fría
madrugada del 1° de junio del año anterior, y creo que no pronunciarme
al respecto es seguirle el juego al propósito que me tiene aquí,
prisionero en el hospital de la cárcel santiago 1, además, sería un
deshonor para mí mismo, pero por sobre todo para ustedes, mis queridxs
compañerxs que se preocupan por mí.
Debo decirlo; quise hacer un balance a un año de ocurrido todo esto,
pero no lo manifesté públicamente por dos motivos: el primero es porque
aquel texto era demasiado comprometedor, y el segundo, y el más
importante en mi opinión, porque en él realmente no analizaba nada, sólo
era un compilado de frustración, resentimiento y odio que despotricaba
contra todxs, donde maldecía la suerte que se echó a correr, pero ahora
deseo hacerlo, me siento con la lucidez de poder entregarles algunas
palabras que estoy seguro, tanto merecen.
Pero antes de comenzar, quiero advertirles los motivos de mi demora.
Los días nos han estado fáciles, el encierro permanente ha comenzado a
hacer su trabajo, y mi humor ha estado terrible, motivo por el que mi
primer boceto de este comunicado terminó siendo un compendio de rabia e
ira; la prepotencia, agresividad y altanería empiezan a florecer en mis
actitudes, y ante algunas situaciones, sencillamente, no me reconozco,
pero lucho, lucho por seguir adelante y no traicionarme, intentando
combatirme a mi mismo en el cotidiano vivir, recordándome y no olvidando
quién soy y por qué estoy aquí.
Bueno aquí voy…
Con lo que respecta a mis heridas y a la rehabilitación me ha ido muy
bien, los ejercicios diarios y la práctica en el trabajo bimanual de la
vida han hecho, con una gran sonrisa diré esto, que haya superado la
invalidez de saberme semi-mutilado; por lo que concierne a mi visión ha
mejorado muchísimo, pero debo seguir con el tratamiento ocular por un
buen tiempo; por el lado de las quemaduras, aparte de estar todas
cicatrizadas muchas han evolucionado positivamente, aún así, debo seguir
utilizando el traje compresivo especial para las quemaduras y el aceite
rosa de mosqueta. Por lo menos para mí, este capítulo que tiene que ver
con mi estado físico queda cerrado, la bomba felizmente no me mató.
Mi estado emocional ha estado flaqueando durante los últimos días,
pero eso se debe al encierro permanente, sé que todxs lxs presxs tenemos
nuestros alti-bajos, motivo por el que me encuentro optimista ante esta
situación, después de todo, el encierro no puede ser para siempre, y si
lo fuese, tendrían sólo mi carne, porque mi mente y espíritu seguirán
en la calle, al lado de cada combatiente, sonriendo y conspirando, y
esto que digo, no lo digo a modo de consigna poética, lo afirmo como una
realidad que se plasma en la proyección del sueño insurrecto, donde de
distintas formas se aplastan los valores autoritarios de dominación.
La cárcel es dura, no lo negaré, pero sí es posible enfrentarla, y de
eso somos testigos yo mismo, como todxs y cada unx de mis compañerxs,
lxs cuales de distintas formas me han abrazado para hacerme saber que no
estoy solo. El castigo ejemplificador del que tanto se jacta el poder,
no tiene nada de esto, por lo menos en mi caso, ya que tanto mis
compañerxs como yo no damos pauta para que su show-mediático se realice
con éxito, y es más, el único ejemplo aquí lo seguimos dando nosotrxs
mismos, empuñando nuestra mejor arma: la solidaridad.
Autocríticas me hago muchas, sobre todo en este episodio que se llama
prisión, donde he sacado lo peor de mí, por lo que humildemente pido
disculpas públicas a todxs y cada unx de lxs compañerxs a lxs que de una
u otra manera les he mostrado los dientes, a aquellos que he atacado
sólo por el deseo de descargar mi ira, a lxs que no deseo ver/escribir
por la rabia y la envidia que me genera su condición, y sobre todo, pido
disculpas a todxs aquellxs que se han tenido que tragar malas caras,
ratos desagradables y mi pésimo carácter por el sólo hecho de querer
solidarizar conmigo. Así que debo confesarlo, no he sabido estar a la
altura de las circunstancias, de su solidaridad, que es enorme, pero
aquí estamos dispuestos a seguir adelante, a caernos y volver a
levantarnos, para aprender de los errores ¿esa es la idea, no?
Si debo hacer una crítica constructiva sería sólo que quizás falta
información de primera mano sobre lo que es vivir las consecuencias de
elegir una vida rebelde, lo que significa vivir en el presidio y el
aislamiento, lo que esto conlleva, entender de manera más cercana el
estigma de ser considerado un/a terrorista y lo que pasa con nuestras
vidas cuando esto sucede, acercarnos más a temáticas como la
clandestinidad y el exilio, que son recurrentes parajes dentro de la
lucha por la libertad, de una manera más real y menos imaginaria, y por
último empezar a hablar más sobre las torturas, los métodos que aplica
el enemigo, la delación como valor base para un Estado-policial, la
mutilación como posibilidad en la guerra contra la autoridad, el dolor y
la agonía como parte de la vida de lxs guerrerxs, y cómo todas y cada
una de estas difíciles posibilidades se pueden enfrentar, más allá de la
especulación y la charlatanería.
Si se trata de compartir mi escasa, pero no menos intensa,
experiencia en este sentido, diría que el trabajo de la cárcel y el
aislamiento tiene que ver más que nada con una desmotivación moral, te
empiezan a importar un pepino lxs demás, o lo que suceda afuera, te
apegas a la realidad carcelaria, ese es tu mundo ahora, ¿qué sacas con
saber lo que sucede afuera si sigues adentro? te empiezas a preocupar
cada vez menos de ti mismx, todo te da igual, te vuelves despectivx
hacia lxs demás y el entorno, los esfuerzos del resto por sacarte una
sonrisa los comienzas a valorar cada vez menos, por que ellxs no están
viviendo tu pesadilla, le sigue que pierdes el miedo a cualquier cosa
porque sabes que lo has perdido todo y estás en el fondo del abismo, te
has cagado la vida, te vuelves hostil y agresivx, buscando con esto que
todo acabe pronto, que los carcelerxs te machaquen a palos por los
insultos que les propinas a diario, y que, si tienes suerte, se les pase
la mano y termines muertx, para al fin descansar de la psicosis que
acarreabas o, en el peor de los casos, que otrxs presxs hagan esta tarea
para demostrar quién es el/la más chorx. Cuando la psicosis del
encierro avanza, poco nos empiezan a importar los gestos solidarios, te
colocas trampas emocionales como: “¿para qué tomarle importancia a un
gesto solidario si continúo prisionero?” ó peor aún, articulas frases
como: “ellos no están sufriendo las consecuencias como yo”, y maldices
tu suerte; pero hacen falta unas buenas bofetadas de amor y cariño, para
prevenirnos de la nocividad de estos pensamientos, es decir, realmente
es estúpido creerse que sólo nosotrxs vivimos las consecuencias del
encierro, y no es que se desee que todxs vivamos estas consecuencias,
pero el sentido de no hallarse solx y desamparadx nos hace fuertes, por
eso, cuando un/a compañerx cae presx no se trata sólo de su
encierro/castigo, hay muchos nobles corazones que deciden acompañar a
el/la compañerx en este nuevo escenario, solidarizando con el/ella,
asistiéndole, escribiéndole, difundiendo su situación, reivindicándole
en la calle, con volantes, folletos, afiches, gritando su nombre en la
manifestación, reventando los símbolos del poder en su honor, etc. La
cárcel y el aislamiento hacen este trabajo, empiezas a cavar tu propia
fosa y solx te vas sumergiendo en ella, hasta que te terminas escuchando
decir frases tan absurdas como que estás solx, y lo peor de esta trampa
autoimpuesta es que nosotrxs mismxs nos encargamos de alejar las
herramientas que nos pueden ayudar a no decaer, y luego, enfermizamente,
nos quejamos y deprimimos del olvido, en el que nos han sepultado,
porque ahora ya nadie nos recuerda, ya nadie solidariza con nosotrxs, la
desesperanza nos carcome por dentro, y lo que pensamos, sería nuestra
mejor arma para enfrentar la adversidad, fue aplastada por los muros del
silencio, nuestra voluntad hecha añicos, motivo por el cual tus
proyectos se vuelven de poca relevancia, te desanimas con facilidad, el
futuro se torna incierto, comienzas a perderle interés a la vida, y una
noche de angustia terminas por ahorcarte en tu celda.
Por eso, para no caer en este tipo de dinámicas es importante
observarse constantemente e ir evaluándonos, aferrándonos a las
cosas/personas/circunstancias que nos hacen bien, y alejándonos de lo
perjudicial (dentro de lo posible), porque ciertamente llegar a un
estado de psicosis carcelaria no es un asunto de un día para otro, es un
monstruo que se va gestando al interior de nuestras mentes y corazones
con el paso del tiempo, y efectivamente es un proceso paulatino, donde
nosotrxs podemos percatarnos y combatirlo antes de que sea demasiado
tarde.
Debo decirlo, a mí nunca nadie me dijo lo que significaba el encierro
permanente (y mucho menos cómo enfrentarlo), mi acercamiento más real
eran las anécdotas de uno que otro libro, y el resto, pasaba por mi
imaginación, con esto, tampoco estoy diciendo que hoy en día no esté
dispuesto a asumir los costos de las posturas de vida que he elegido,
pero definitivamente, me hubiese sido de gran ayuda. Bueno, pero por lo
menos en mi caso esto le he intentado enfrentar armándome de proyectos
en los cuales aportar, incluso desde mi condición, es importante
encontrarle un sentido a tus días, pueden ser cosas sencillas, leer un
libro y dar tu opinión, escribirte con otras personas privadas de
libertad o no, crear música/poesía, aprender a dibujar, ejercitar tu
cuerpo, etc; pero aquí voy a hacer una acotación, nuestros proyectos más
importantes, por lo menos en el encierro permanente, deben ser los que
necesiten sólo de nuestra disposición y voluntad, y con esto, no me
cierro a la posibilidad de aportar en proyectos que estén más allá de
nuestras limitancias físicas, pero sí a tener en consideración que estos
últimos pueden acarrear mareas de frustraciones: que no vino la visita,
que no me escribió de vuelta, que se le olvidó traer esto o aquello,
que no nos organizamos en torno a ciertas temáticas, y si nuestros
sentidos de vida se limitan en torno a sólo proyectos de la calle, con
algunos cuantos tropezones de este tipo, nos veremos derrumbadxs
moralmente de manera más o menos rápida; por eso creo que hay que
mantener 2 tipos de proyectos, uno que nos haga mantener el contacto con
el otro lado del muro, y el otro que tenga que ver más que nada con un
trabajo individual, que pueda generarse incluso en condiciones de máximo
encierro, cosa de que por si ocurriese algún infortuito, llámese
pérdida de la comunicación con el exterior, o allanamiento sólo del
material que utilizábamos en nuestros proyectos individuales, no
decaigamos moralmente. Es importante autocrearse redes de apoyo para no
desmoronarse en el camino, ser observador/a y analizar lo que te ofrece
la realidad carcelaria y tomar de ella lo que estimemos conveniente, es
decir, si la prisión te mantiene en total aislamiento puedes aprovechar
el silencio de esta instancia para leer, escribir o reflexionar, por
otro lado, si ésta te ofrece patio, puedes aprovechar para hacer
ejercicios o conversar con otrxs presxs (siempre se puede aprender algo
útil), y así sustancialmente, la posibilidad de elaborar un plan de fuga
o motín siempre está, independiente del régimen al que nos sometan.
Si me toca hablar de otra de las posibles consecuencias de esta
guerra de la que tanto se llenan la boca algunxs, podría decir que ser
reconocido como un/a enemigx de la autoridad no es fácil, menos cuando
mediáticamente eres sindicadx como un/a terrorista, tu entorno social se
ve afectado casi unánimemente, familiares, amigos, y compañerxs se
echan a correr, te dan la espalda y muchas veces niegan que te
conocieron, son pocos lxs valientes que se atreven a quedarse junto a
ti, la opinión pública hace su trabajo y por todos los métodos posibles
el sistema te intenta aislar, ya no necesitan ensuciarse las manos con
la pena de muerte, hoy en día son más sofisticados y democráticos los
métodos, hacen que tu vida deje de tener sentido porque te alejan de
todo lo que formabas parte, y esto no sólo lo hacen físicamente al
meterte dentro de una jaula, también psicológicamente al reducir tus
convicciones, te satanizan colectivamente, borran los recuerdos de lo
que alguna vez fuiste y te transforman en un caso televisivo, en un
fallido ataque explosivo, en un asalto bancario con un policía abatido, o
en un miembro de una fantasmagórica organización terrorista, eso eres,
esa es tu carta de presentación, y tanto es así, que si no te vuelves
conciente de que eres mucho más de lo que la prensa dice, te lo terminas
creyendo; y el mejor ejemplo lo puede dar el Mauri, ¿por qué es
conocido? por un 22 de mayo fallido y ¿alguien alguna vez supo de las
veces en que ayudaba a las viejas de su barrio con las pesadas bolsas de
mercadería? Nosotrxs mismos nos encargamos de reducirlo a una fecha en
el calendario. La sociedad te golpea psíquicamente, tus días ya no
tienen el sentido de antes, no vales nada y les has estropeado la vida a
todxs a tu alrededor, ¿para qué seguir existiendo? ¿para causar más
dolor? Ya no necesitan mancharse sus manos con tu sangre, por favor,
somos personas civilizadas, a cambio, te incitan a que tu mismx acabes
contigo, porque te han reducido a un mero episodio, eso eres, un
terrorista que lo único que sabe hacer es producir dolor a su alrededor,
así que lo mejor que puedes hacer es hacerles el favor a tus seres
queridxs, si es que aún te queda algo de corazón y terminar con tu vida.
Este es el discurso encubierto que reproduce nuestra flamante
democracia chilena, ya no hay revolucionarixs, ahora nos minimizan a
simples terroristas, porque claro, un/a revolucionarix es alguien con
sentimientos, con ideas, amante de la libertad y compañerx de el/la
oprimidx, es decir, alguien dignx de imitar, en cambio, el/la terrorista
es una sombra impune que no tiene corazón y está obsesionadx con el uso
de la violencia por traumas infantiles del pasado, y ¿cómo enfrentar
esta situación?
Por mi parte he aprendido a mantenerme a raya de la opinión pública,
que es muchas veces la opinión de la prensa burguesa, con el simple
hecho de analizar su cometido se viene a pique gran parte de su
discurso, aunque no negaré que muchas veces en su trabajo han sabido
herirme profundamente, sobre todo cuando te percatas de que estas
opiniones salen de la boca de las personas que amas, cuando son ellxs
lxs que te ponen entre la espada y la pared, o te matas o nos sigues
lastimando, guau, qué difícil, qué fuerte, entonces te toca decidir, o
tú o ellxs, o tú o lxs que más amas, ¿y si eliges por ti? ¿qué sentido
tendrá la vida sin ellxs? ¿escogerás por ti? ¿tan poco lxs amas? ¿tu?
¿ellxs? ¿el instinto de supervivencia o tu amor? ¿cuál es más fuerte? Al
parecer ninguna es la alternativa correcta, pero escojo por mi vida, si
no me amo yo, es imposible que pueda amar a lxs demás. Y termino
expulsando de mi vida y de mi corazón a varias personas para siempre,
sigo avanzando, sólo y herido igual que aquella madrugada, confundido,
con la muerte rondándome y rojo en llamas de ira, la vida me golpeó
nuevamente, pero es sólo un capítulo más y me vuelvo a levantar, esta
vez con la ayuda de la que nunca faltó, la solidaridad. Ahora lo
reflexiono, a un año del bombazo que casi me cuesta la vida, y no me
arrepiento de estas decisiones, fue lo mejor, el dolor, al igual que con
la bomba, fue momentáneo, pero la vida siguió y el sufrimiento de estos
episodios se vio difuminado con el paso del tiempo, la vida, la lucha
continúa, y lo que hoy se ve infranqueable el día de mañana no será más
que una anécdota, un capítulo más en esta existencia de combate.
Hasta ahora he hablado de dos posibles consecuencias en la lucha
revolucionaria, la prisión y el ser reconocido como un/a enemigx de la
sociedad, pero aún no hablo de la consecuencia que más se nota en mi
caso, la mutilación de nuestros cuerpos, y cómo podemos seguir luchando
pese a esto. Si me toca hablar de rehabilitación y de cómo la mutilación
de nuestros cuerpos pasan a ser como una cruz que hay que llevar de por
vida, creo que es importante señalar que cada caso es particular,
teniendo sus ventajas y dificultades propias. Pero supongo que a fin de
cuentas hay bastantes similitudes. Al principio estás desanimado, es
como un cataclismo que sacudió tu vida y todos los sentimientos lindos
se encuentran bajo los escombros de la mutilación, deseos que lo que te
sucedió sea solo un mal sueño del que ya despertarás, te vuelves
obstinadx con lo obvio, esto no te pudo haber ocurrido a ti, tiene que
haber una explicación, pero la única explicación es la que te dicta el
espejo, pasan los días, te deprimes, piensas que jamás lo superarás,
debes pedir ayuda para algunas tareas básicas y esto te genera una
incómoda humillación, te vuelves odiosx y te frustra esta nueva
situación, las personas que te intentan animar notan tu resignación, la
vida así no tiene sentido, pero se esfuerzan por apoyarte a pesar de tu
genio, estás irritado, no deseas ni hacer ejercicios ni rehabilitarte,
quieres mandar todo a la mierda, quitarte la vida, eso, parece ser una
opción, pero tienes miedo que al intentarlo quedes peor, te has vuelto
cobarde, estás confundidx, lloras en las noches de soledad y te muestras
como una fiera frente a lxs demás, estás heridx, lo sabes, pero tienes
que sanar tu corazón para poder empezar a rehabilitarte. Si logras
llegar hasta esta parte, tienes un paso avanzado en el camino hacia la
victoria, tu victoria, porque esta es tu batalla, ahora debes armarte de
paciencia, la frustración está a la vuelta de la esquina, una, dos,
tres, cien caídas, nadie dijo que sería fácil, pero mírate, no lo haces
muy bien, pero lo haces, y solx, sin ayuda, una palmada en la espalda,
el resto es práctica te dicen, vamos, si lo pude hacer una vez, podré de
nuevo, miras a tu alrededor, físicamente estás solx, y lo logras,
sonríes, ¿hace cuánto que no sonreías? No necesitas demostrárselo a
nadie, te lo has demostrado a ti mismx, eres un/a guerrerx dando una de
tus mejores peleas, te resignas a no morir, esto es para valientes, unos
tropezones más, la burla de lxs de siempre, la realidad se encarga de
ponértela cuesta arriba, te achacas, la cosa está difícil, pero ya no
renunciaste, eso es un hecho, miras hacia atrás, has avanzado mucho como
para derrumbarte aquí, ahora tienes motivos para continuar, no les
puedes fallar a todxs ellxs, a lxs que te aman y te quieren ver feliz,
pero por sobre todo, no puedes fallarte a ti mismx, te lo dijiste una
vez cuando las cosas se ponían difíciles, se es guerrerx para toda la
vida, y aprietas los dientes frente a la vergüenza, algunas veces te
dices cosas horribles, eres implacable frente a ti, otras tantas te
sientes el/la más orgullosx del mundo, no caíste a pesar de todo, los
días avanzan, empiezas a tomarle el ritmo a todo esto, ya no te amargas
frente a tu reflejo, lo comienzas a aceptar, aprendes cosas nuevas para
este contexto, pero no tan nuevas para la vida misma, reaprendes a
aprender, las cosas ahora se ven de un matiz distinto y una tarde con el
sol aún de compañía te colocas el ultimátum, si no rehago mi vida para
esa fecha no seguiré adelante con esta locura…
Finalmente persistes, logras superarlo, llega esa fecha donde tienes
que hacer la evaluación de tu desempeño y la sonrisa en tu cara devela
que has pasado la prueba exitosamente y con creces, luego no te sientes
ni inválidx ni discapacitadx, ni nada, eres un/a guerrerx más, listx
para enfrentar cualquier cosa.
Con lo que concierne a mi caso en particular, supongo que me sucedió
lo que les pasa a la mayoría de lxs accidentadxs graves, quise buscar
una solución rápida y sencilla (la muerte), pero varixs me provocaron,
algunxs de manera muy grosera, a que por lo menos lo intentara, y así,
aferrándome a la solidaridad me mantuve hasta que la recuperación empezó
a dar sus primeros resultados, ya con estos antecedentes, me metí entre
ceja y ceja que podía levantarme de esta caída, recuerdo que la
obstinación y terquedad me jugó mucho a favor, pues hubieron personas
que no daban ni un veinte por mi rehabilitación (incluso especialistas),
pero al final el mejor juicio lo emitiría yo, solo era cuestión de
tiempo, también recuerdo que pasé muchas vergüenzas que prefiero no
revelar jejeje, y éstas me sucedían porque como iba contra el tiempo en
mi recuperación, trataba de hacer/practicar todo, incluso sin haber
ensayado las cosas, y digo que iba contra el tiempo porque yo deseaba
entrar en la cárcel lo más rehabilitado posible, no quería ni pensar en
que un carcelero me asistiría, y por suerte nunca ocurrió. Luego de
entrar en la cárcel un 22 de noviembre con el estómago apretado y la
moral en alto, me dispuse a aprovechar este nuevo escenario de encierro
total para terminar de rehabilitarme por completo, y no faltaron
momentos donde por mi condición física me ridiculizaron, pero ante estas
situaciones me mordía la lengua y pensaba que tarde o temprano se
arrepentirían de sus burlas, porque yo mejor que nadie sabía que
escupían al cielo, pronto estaría totalmente recuperado y no se
atreverían a hablarme así; el tiempo pasó, demoró, transcurrió lento
como una tortuga, yo ejercitaba todos los días, sin treguas, hiciera
frío o calor, era disciplinado conmigo mismo, y fue cuestión de
práctica, paciencia y perseverancia (las 3 “P” como yo les decía) para
hallarme totalmente rehabilitado, y bueno, aquí estoy, mírenme a un año
del bombazo que casi me mata, ¿quién dijo que mordería el fango de la
humillación por siempre? ¿quién dijo que estaría derrotado por el resto
de mi vida? ¿quién dijo que la lucha no nos hace grandes? Si mis ideas
me pueden llevar a perder la vida, también me pueden llevar a
recuperarla, esa siempre fue mi apuesta, por eso me he lanzado con todas
mis fuerzas a la lucha, porque reconozco en ella la grandeza de romper
con las cadenas, y es cosa de observarme en el cotidiano para confirmar
esta aseveración, si con decirles que puedo hasta enhebrar una aguja,
así, tal cual como estoy, sin 8 de los 10 dedos de las manos, puedo atar
mis cordones, cocinar, lavar, hacer bonitos cubos de origami y lo que
se me plazca, puedo incluso realizar todas las tareas que hacía antes,
claro, la única pequeña diferencia es que me demoro un poco más, pero
ese es un detalle tan pequeño, tan ínfimo si lo comparo con lo cerca que
estuve de la muerte, que lo paso por alto, porque después de todo
siempre lo supe, para lxs revolucionarixs no existen imposibles, y mi
espléndida recuperación es prueba de ello.
Lo importante es nunca perder el espíritu de lucha, jamás, no importa
qué tan terribles se vean las cosas, pero mientras no te traicione tu
mente y tu corazón, lo demás pasa a ser casi un detalle, nuestros
cuerpos pueden flaquear, es cierto, pero lo que nos hace grandes no
tiene nada que ver con carne y huesos, lo que nos convierte en gigantes
son nuestras convicciones, nuestro espíritu de saber que hacemos lo
correcto.
Ahora, escribo estas líneas no sólo para advertir las nefastas
consecuencias que puede traer consigo la lucha revolucionaria, lo hago
también para aportar en la creación de nuevos y no tan nuevos métodos
para enfrentar los difíciles caminos por los que nos pueden llevar
nuestras decisiones. Y es que en esta ocasión sólo puedo aportar con
unos cuantos ejemplos, por lo que incito a otrxs compañerxs a compartir
sus experiencias, pues las posibilidades de la lucha son infinitas,
locura, violación, exilio, mutilación, victorias, torturas,
clandestinidad, risas, presidio, dolor, delación, amnesia, dependencia,
golpes, humillaciones, muertes, todas, ninguna, otras, y tantas más, y
¿cuántxs de lxs guerrerxs, hoy en la calle, que combaten contra el poder
y sus designios saben esto? es decir, ¿qué tan preparadxs estamos para
asumir los costos de la guerra social si no sabemos este tipo de cosas?
¿podemos hablar de no arrepentimiento sin tener en consideración todo
esto? ¿entendemos lo que significa la cárcel? ¿lo que conlleva? ó
¿comprendemos lo que acarrea que un/a compañerx quede locx? ¿hasta dónde
entendemos las consecuencias de declararnos enemigxs del
Estado/Capital?
En una lucha contra el sistema en su totalidad, tenemos todas las de
perder, ¿y aceptamos estas condiciones antes de embarcarnos en la
búsqueda de nuestros sueños? Yo soy de la idea de saber en lo que uno
está metidx, para también así saber atenerse a las consecuencias,
asumirlas y salir airosxs de ellas, porque de lo contrario sucede lo que
ya advertía una querida y extrañable compañera, nos convertimos en la
peor propaganda de lucha.
Si lo pensamos detenidamente, no es de extrañarnos que muchísimxs
compañerxs de antaño hayan escogido el autoexilio como respuesta a
algunas de estas consecuencias, y es que realmente es muy difícil
continuar la lucha en una región donde mediática y socialmente el
sistema grita por tu aniquilamiento, después de todo ¿cómo se puede
enfrentar al sistema cuando éste está obsesionado con enfrentarte a ti,
al haberte individualizado, localizado y apuntado? Ahora, creo que si
bien es cierto el exilio de antaño sirvió para escudarse en la comodidad
de una vida normal, lejos de la criminalización de las ideas
revolucionarias, hoy en día, y con la vigencia de la propuesta de lxs
compañerxs de la Conspiración de las Células del Fuego, de armar un
Frente Revolucionario Internacional, queda de manifiesto que no importa
dónde nos encontremos, la lucha continúa hasta el final, porque no
importa si nos encontramos prisionerxs, exiliadxs en otra región, o
clandestinxs en otro continente, la lucha es una sola y supera las
barreras de las naciones y fronteras, porque independiente del idioma
que hablemos o de la idiosincrasia que nos diferencia, la lucha sigue
siendo contra estructuras del poder, contra los valores de la autoridad y
contra las lógicas de explotación y dominación, hermanándonos de esta
forma con todxs y cada unx de lxs guerrerxs que pelean por el mismo
objetivo que nosotrxs, la libertad. Me reconozco en la lucha
internacionalista, pues conozco de primera mano sus excelentes
resultados, motivo por el cual aprovecho esta instancia para unirme a la
propuesta de lxs compañerxs en Grecia, abrazando la iniciativa de la
F.A.I./ F.R.I. como un proyecto que apela a los mismos criterios que yo,
esperando que este comunicado sea un verdadero y real aporte, sobre
todo para lxs compañerxs que viven situaciones similares a la mía y/o
lxs que en un futuro, no deseable, tengan que pasar por esto.
Si me toca hacer un balance de todo esto, a un año del bombazo que
casi me cuesta la vida, mi resultado es positivo, muy positivo, y no
negaré que las cosas estuvieron difíciles, porque hubieron días oscuros
como la profundidad del mar, donde todo se desmoronaba a mi alrededor,
mi vida tal y como yo la había construido se fue a la mierda, pero esto
me ayudó, con el dolor que contraía, a entender que todo eso que había
edificado no lo había hecho de manera lo suficientemente sólida como
para aguantar la praxis de mi discurso, si familiares, amigxs,
compañerxs y amantes emprendieron el vuelo de mi lado, hablando de una
manera mucho más profunda que sólo físicamente, al verme en esta
situación, donde muchos pensaron que era mejor que me hundiera solo
antes que acarrease a más personas conmigo, pues creyeron que jamás me
levantaría de esta, si todas estas personas que me subestimaron porque
en su pequeñez pensaron que ni ellxs mismxs sería capaces de pararse de
una caída como la mía, hoy en día no están a mi lado, es sólo por su
mediocridad, porque sépanlo, cariño no me faltó para disculparlxs,
después de todo, nadie de nosotrxs estaba preparado para esto. Pero tal
como en la rudeza de mis palabras y de la vida, no faltaron los gestos
de amor y de entrega absoluta, haciéndome saber que a pesar de todo allí
estarían, conmigo, en las buenas y en las malas, hasta el final,
reafirmando los lazos ya forjados, quizás sólo con incrédulas miradas de
compañerismo, con una que otra conversación dándole vuelta la cuadra,
compartiendo una merienda o criticándonos fraternamente en la banca de
una plaza.
El Poder me deseó anulado de la lucha, quisieron suspenderme
eternamente en el 1 de junio del 2011, e incluso hasta el día de hoy lo
intentan, es cosa de observar por qué soy conocido o dónde me encuentro,
pero para mi nada de esto se detuvo, continué, me levanté, mostré mis
garras nuevamente y seguí luchando, enfrentándome al enemigo
constantemente, como en mis mejores tiempos, porque no soy un guerrero
que hay que recordar con añoranza, soy un compañero más, uno más de la
manada, sólo que en los intestinos de la bestia carcelaria, lo único que
me diferencia de lxs compañerxs en la calle es el escenario donde nos
enfrentamos, pero si ustedes son capaces de arriesgar su libertad y
hasta la vida en la lucha que nos hermana ¿por qué debiese ser distinto
para mí? A un año del fallido ataque a la sucursal bancaria del
Santander, me he levantado con fiereza, vencí, aunque me sienten en el
banquillo de lxs acusadxs, porque supe tomar las riendas de mi vida con
mis propias manos, triunfé ante la vida mercantilizada que nos quieren
imponer y ante la muerte como única salida, pero esta victoria no es
sólo mía, qué arrogancia de mi parte sería creerlo así, porque si no
fuera por lxs arrojadxs compañerxs que se atrevieron a entregarme sus
ánimos y cariño, ténganlo por seguro, hoy no estaría escribiéndoles
estas líneas, por eso, nosotrxs, lxs combatientes de la nueva guerrilla
urbana, somos su derrota. A todas estas bellas personas que entienden
que la guerra social es mucho más que bombas, balas y bencina, y que
saben que la solidaridad es mucho más que un hobbie donde invertir el
tiempo disponible, a todxs aquellxs que no pueden conciliar el sueño
mientras sepan que unx de lxs suyos esté sufriendo, a esxs que si no
tienen tiempo disponible se lo rebuscan, faltando al trabajo o a clases
porque saben que de ellxs depende mantener alta la moral de el/la
compañerx, a todxs aquellxs que asumen la divertida y excitante aventura
de conquistar la libertad, a lxs compañerxs de la F.A.I./ F.R.I., a mi
querido amigo Reyhard Rumbayan (Eat), que con sus nobles gestos me ha
brindado la fuerza cuando flaqueaba, a todxs lxs absueltxs del montaje
caso-bombas, que su libertad me significó una sonrisa cuando pareció
haber una tormenta, a lxs compañerxs de la Conspiración de las Células
del Fuego, que con su dignidad me motivan a continuar luchando, a
Gabriel Pombo da Silva, Marco Camenisch, y a todxs lxs compañerxs
investigados y arrestadxs en la razzia represiva contra el movimiento
anarquista en Italia, al Mauri que me enseñó que un lobo aprieta su
quijada incluso después de muerto, a los colectivos autónomos que atacan
decididamente, a lxs compañerxs clandestinxs, exiliadxs y secuestradxs,
a lxs valientes solidarixs, a las conciencias rebeldes, a todxs ustedes
les dedico estas líneas, les mando un caluroso abrazo y les debo el
empeño de mantenerme con vida, porque tienen que saberlo, fueron oxígeno
cuando no lo había.
¡Porque cuando ustedes gritaron “fuerza compañero” me sentí más fuerte que nunca!
¡Porque ni la cárcel, ni la agonía, ni la muerte nos detendrá!
¡Viva el Frente Revolucionario Internacional!
¡Viva la Federación Anarquista Informal!
¡Muerte al Estado!
¡La lucha continúa!
¡Hasta la victoria, siempre!
Luciano Pitronello Sch.
Preso Político Insurreccionalista.